Uno de los frutos del 46.º Capítulo General de los Hermanos de La Salle —celebrado en mayo de 2022— ha sido el Proyecto Levadura. “No me cabe duda: el Espíritu Santo hizo su trabajo y nos ha planteado unos retos inmensos”, ha dicho el Hno. Carlos Gómez, Vicario General del Instituto, al inicio de su intervención en el Encuentro de la Región Latinoamericana Lasallista (RELAL) con el Superior General y su Consejo celebrado en Medellín (Colombia), del 04 al 09 de septiembre.
Cuando se cumple casi un año desde que el Superior General y su Consejo presentaron el Proyecto Levadura, el Hno. Carlos considera que si bien “la magnitud de las decisiones excede nuestras fuerzas; no obstante, muestran caminos que si nos arriesgamos a transitar nos llevarán a puertos nuevos, a la revitalización de nuestra vida consagrada, a la renovación de nuestra misión, y a la creación de nuevos horizontes y respuestas”.
Un movimiento transformador
En efecto, con el Proyecto Levadura “a todos se nos ha invitado, a todos se nos ha convocado, a ser parte de un ‘movimiento transformador’ con audacia profética y sinceridad de corazón: en el servicio de los empobrecidos y vulnerables, desde abajo, desde dentro, desde cerca”.
Por supuesto, el Proyecto Levadura plantea preguntas básicas y profundas, incómodas y provocadoras. Sobre todo, “preguntas proféticas y cuestionadoras de nuestro ser, quehacer, y soñar”: ¿dónde está tu hermano?, ¿dónde está tu hermana? “Acaso podríamos hoy en la Región, en nuestros Distritos, comunidades, y en el corazón de cada uno hacer un balance de nuestras respuestas”, asevera el Vicario General.
Balance un año después
A través de interpelaciones que implican, necesariamente, un llamado permanente a la conversión, el Hno. Carlos invitó a hacer un balance sincero al cumplirse el primer año del Proyecto Levadura: “en el plano personal, podríamos preguntarnos, ¿qué pasos di para encontrarme con mis hermanos y hermanas? ¿Hay levadura en mi vida, en mi oración, en mi actuar cotidiano? ¿Experimento el gozo de haber logrado algo de lo propuesto? ¿Hay alguna ruptura que por dolorosa ha significado paz y sosiego espiritual? ¿Es todo ‘más de lo mismo’?”.
Estas cuestiones también se trasladan al plano comunitario y distrital: “¿hay decisiones liminales, osadas, y de frontera? ¿Hemos tomado alguna decisión distrital que nos descentre, nos mueva a las periferias, nos haga salir de nuestra zona de confort? ¿Qué visualizan el Distrito y la Región como cuerpos para ser levadura nueva en nuestros países, pueblos y Distritos?”.
Constancia y radicalidad
Asimismo, el Hno. Carlos planteó que “no sería coherente, y es algo por revisar en cada Distrito con serenidad y espíritu de discernimiento y autocrítica, si las decisiones de los Capítulos Distritales han sido menos atrevidas y más tibias que las tomadas por el Capítulo General”. En verdad, “la levadura no llama a la espectacularidad sino a la constancia; no convoca a lo fabuloso, pero sí a lo radical; no es el torrente que arrasa lo que está a su paso, sino la gota que por su constancia horada la piedra; no se manifiesta en lo extravagante, sino en el susurro de la suave brisa”.
De hecho, en su mensaje, en dos oportunidades hizo referencia a la conversión de San Pablo en el camino a Damasco, para refrendar que la ‘conversión’, esa difícil palabra que también puede ser causa de frustración, no está tanto “en el asombro de la ceguera repentina”, como “en una interioridad que empieza a difuminar nuestras miopías permanentes con pasos constantes que transformen nuestra vida, nuestras comunidades, nuestra misión, y nuestras vidas acomodadas. No es una invitación a interminables rezos y liturgias ruidosas, tampoco a llenar de impostado lenguaje religioso el cotidiano, sino a la contemplación humilde y sin alardes, en las renuncias dolorosas y silenciosas, en los pasos que nos mueven hacia las periferias y nos alejan de las zonas de confort”.
Levadura en Latinoamérica
Con relación a los ‘Proyectos Levadura’, propuestos por los Distritos de la RELAL —muchos de los cuales han sido visitados por el Superior General y su Consejo entre agosto y septiembre—, el Vicario General ponderó que “hay obras muy significativas en términos de creatividad, compromiso y profetismo en Latinoamérica (…). De hecho, existe más de lo que cada uno de nosotros conoce e imagina: ¡es impresionante la vitalidad misional de la RELAL!”.
Con todo, el también exhortó a la coherencia y a la —ya mencionada— conversión, de cara a los ‘Proyectos Levadura’: “¿son estas obras maravillosas animadas por comunidades vibrantes, transparentes, apasionadas, orantes, centradas en Jesucristo, con disponibilidad radical a Dios? (…) ¿Se ora con sinceridad y se reza el proceso educativo? ¿La vida comunitaria palpita en el corazón del proyecto educativo por su calidad y alegría? (…) ¿Se vive con austeridad y coherencia con las realidades que atendemos? O, ¿es una zona confort enquistada en la periferia?”.
‘Polinización cruzada’
Sin duda, “la levadura nos da una clave hermenéutica para interpretar la realidad y para vivir la misión”, continuó el Hno. Carlos. Incluso, “todo proyecto lasallista nuevo que soñamos en la Región debería pasar por esta criba: ¿realmente es una respuesta a la exclusión, las injusticias, la inequidad, la pobre educación para los pobres? (…). Es Levadura si enriquecemos nuestra misión por medio de la ‘polinización cruzada’”. Solo así se dará el “desborde de lo germinal” al que se ha referido la Hna. Liliana Franco, Presidenta de la CLAR, en sus reflexiones al inicio del Encuentro sobre los desafíos de la vida consagrada hoy.
“La necesaria Levadura que requiere nuestra misión lasallista pasa por la capacidad de crear, soñar, y arriesgar”, subrayó el Vicario General, al tiempo que ahondó en algunos temas cruciales para avanzar en esta dirección:
- “Al construir nuestros proyectos comunitarios pudiéramos estar atentos a poner una buena dosis de Levadura en la reflexión”.
- “Cabe la posibilidad de que, al mirar con los ojos de la fe y con todo el acervo que nuestros documentos inspiracionales nos dan, entendamos que hay obras que son harina que no resiste la levadura. ¿Por qué no reconocerlo? Hay pasados que queremos seguir estirando y que ya no dan más; cumplieron su cometido (…) Algo tiene que morir para que otras cosas nazcan”.
- “La Levadura a la que nos insta el Capítulo y recoge el Proyecto podría también propiciar y fortalecer el diálogo Sur-Sur en nuestro Instituto: encuentros y reflexiones comunes entre África, el Sudeste asiático y Latinoamérica”. Asimismo, “la triste realidad de la migración es un punto de encuentro entre el Norte y el Sur, un desafío a la internacionalidad del Instituto”.
- “Nuestra preocupación por la Amazonia y la ecología integral tiene que recordar que la cuenca del río Congo en África central es el otro pulmón verde del mundo, ‘la amazonia africana’, igualmente amenazada y con menos dolientes”.
- “Podríamos ser más Levadura si avanzáramos en la consolidación del Noviciado Regional, incluso pensado para el área luso-castellana del Instituto, aunque siempre abierto a todos (…). Un Noviciado Internacional, con un buen equipo acompañante y un grupo grande interdistrital, genera dinámicas interesantes y un proceso formativo más consecuente con la realidad y con nuestro ser Hermanos hoy”.
- “(…) Jugársela por propuestas que desborden Levadura y que pueden constituir los nuevos frentes (…) que hoy pudieran ser identificadores de la propuesta lasallista, por ejemplo, la ruralidad, los pueblos nativos, la migración y los migrantes, la educación superior al alcance de quienes están en las periferias existenciales y educativas”.
- “Pensar liminalmente, no en cómo vamos a llevar algunos pobres a nuestros Campus, sino cómo llevaríamos nuestros Campus al encuentro de los más vulnerables. Que nuestro prestigio devenga en compromiso con la causa de la justicia, la equidad, la paz, y el desarrollo sustentable”.
El gran desafío, para los lasallistas de la RELAL, tiene que ver con “que seamos protagonistas de ayudar a crear el nuevo rostro de La Salle en la América Latina”. Para ello se requiere “una dosis grande de Levadura para los años por venir” que contribuyan a transformar las realidades.
“Ojalá la levadura nos lleve a nuevas siembras y arriesgar por los más pobres. Tenemos recursos, tenemos posibilidades, tenemos gente capaz; es cuestión de decidir, arriesgar y caminar. El buen Dios hará el resto”, concluyó el Hno. Carlos Gómez.