No está aquí. ¡Ha resucitado!
Querida Familia Lasaliana:
Queremos en este día compartir con ustedes la felicidad de la Pascua del Señor.
Un acontecimiento histórico-salvífico que actualizamos año tras año, y cada domingo. Las mujeres van al sepulcro y lo encuentran vacío. El ángel les pregunta si es que buscan al Crucificado, pues no está allí; ha resucitado como había dicho, y ahora lo encontrarán nuevamente en Galilea, donde todo comenzó, en la periferia, “allí lo verán” (Mt 28,7b). Llama la atención en el texto de la Vigilia pascual la invitación del mensajero de Dios: “acérquense a ver” (Mt28,6b).
También la “Alegría” como sentimiento dominante frente al temor, una alegría que las empuja a salir corriendo a anunciar a sus compañeros tan inesperada noticia. Hoy nuestro mundo necesita el testimonio lleno de alegría de la Resurrección; nuestro testimonio creyente, el testimonio de nuestras comunidades. El testimonio que la Resurrección de Cristo ha puesto fin al “señorío de la muerte” (Rom 6,9). Que ser testigos de la Resurrección es compartir nuestra condición de “vivos para Dios en Cristo Jesús” (Rom 6,11). Con la convicción de que anunciar el Evangelio es comunicar la alegría de saberse amados por Dios, la alegría de saber que la vida es la última palabra de la existencia humana.
Que esta celebración sea para nosotros la fuente de esperanza y audacia frente a la vida amenazada y sufriente de tantos hermanos y hermanas en el mundo en que vivimos. Que como comunidades, unidos al Crucificado que ha resucitado, podamos realizar los gestos sanadores y salvadores que tantos hermanos y hermanas nuestros necesitan con urgencia.
Que desearnos feliz Pascua en estos días sea la expresión del compromiso con la opción de Jesús: llevar a todas las personas la Buena Noticia del Reinado de Dios. Que nuestra alegría sea la expresión en la búsqueda cotidiana de acercar un poco más su Reino a los que están en las periferias dramáticas de la vida.
¡Feliz Pascua!
Hermano Superior General y Comunidad del Consejo General